Francisco Pérez de Antón: «Genera en mí una gratitud enorme saber que mis escritos han llegado al corazón de los guatemaltecos»
Cecilia Echeverría Falla
Tiempo de Lectura: 6 minutos
Cecilia Echeverría Falla
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Francisco Pérez de Antón: «Genera en mí una gratitud enorme saber que mis escritos han llegado al corazón de los guatemaltecos»
Don Francisco Pérez de Antón nació en España en 1940 y se nacionalizó guatemalteco a los 25 años. Es ingeniero agrícola, economista y empresario, pero a mediados de los años 80 dejó los negocios para dedicarse a su pasión: la escritura.
Desde entonces ha sido periodista, catedrático y autor de decenas de libros. Además, obtuvo el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias en 2011 y es doctor honoris causa en la Universidad Francisco Marroquín y de la Universidad de San Pablo de Guatemala.
Ha escrito decenas de obras. Entre ellas se encuentran Ética de la Libertad (1991), Chapinismos del Quijote (2005), La guerra de los capinegros (2006), Hombre adentro (2007), El sueño de los justos (2008), Callejón de Dolores (2012), Cisma sangriento (2017), La corrupción de un presidente sin tacha (2019), Heridas tiene la noche (2020) y su más reciente título, El crimen de la magistrada, publicado en 2023.
Es miembro de la Academia Guatemalteca de la Lengua y de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Es el autor que recorta del periódico los rostros que pueden dar vida a sus personajes, investiga a diario los datos necesarios para enriquecer sus páginas y, en esta entrevista, cuenta un poco más sobre el universo que le rodea a diario: la escritura.
¿Cuál es el secreto para ser un autor tan fructífero?
Esa es una pregunta difícil. Para mí, todo lo que suele llamarse inspiración no es nada más que trabajo, pero las ideas me vienen muy desordenadas. Por lo general, lleno cuadernos y cuadernos de notas, de ideas, de prefiguraciones, de personajes, de escenas, etc. No sé qué va a salir de ahí.
Parto siempre de una idea muy elemental o de una pregunta. Lo que sí te puedo decir es que, si no pudiera escribir, me moriría. Lo hago todos los días entre seis o siete horas. Sábados, domingos, feriados. No todo lo que escribo merece conservarse y no siempre estoy escribiendo, porque puedo estar leyendo, investigando, haciendo otras cosas.
Escribir no es solamente el hecho físico de escribir, sino pensar y hacer asociaciones de ideas. Pero sí, cuando escribo es cuando más disfruto.
Los personajes de varias de sus novelas viven y se desenvuelven en Guatemala. ¿Qué le llama la atención del país y por qué escribir sobre él?
Ahora prácticamente nada, porque llevo 60 años aquí. Cuando tenía 23 años tal vez, porque aterricé en Guatemala y fue un shock cultural e incluso ecológico. Dejé los negocios y dije «voy a dedicarme a escribir» y me atraía más escribir novela que otra cosa. Siempre he escrito, desde antes de los 23, pero nunca había publicado.
Descubrí un método llamado flow (flujo) que consiste en escribir lo primero que se te viene a la mente. Aunque no tengas nada que escribir, escribe y continúas así. Incluso cuando pensamos que lo que tenemos en mente es una estupidez, pero el secreto está en seguir haciéndolo. En algún momento el cerebro reacciona y se le empiezan a ocurrir cosas. Y no es broma, la verdad es que funciona.
Durante estos 60 años he conocido el país de arriba abajo, he conocido toda clase de gente, he estado dentro de varios círculos. Fundé y dirigí una organización que de un empleado pasó a 4 mil y eso me permitió estar cerca de los poderes, de los presidentes, del ejército, de los gobernantes, etc. Aquí he conocido las esferas académicas, el campo, la ciudad.
Tenía un cúmulo de de información muy grande. He vivido experiencias terribles y muy buenas, entonces pensé que aquí había material para seguir escribiendo novelas, aventuras e historias hasta el fin de mis días. Escribo para Guatemala y escribo para los guatemaltecos porque mis emociones con el tiempo se han convertido en emociones guatemaltecas.
La fuerza del español se ve debilitada por algunas tensiones lingüísticas. ¿Le parece que el modelo actual de educación superior está a la altura de esos retos del aprendizaje del idioma? ¿Cómo podría colaborar en esa tarea la Academia de la Lengua?
Si las universidades no sienten esa necesidad, no van a llamarnos nunca, pero a mí me parece que habría una mejoría si la Academia participara en puntos concretos.
Por ejemplo, yo he sido presidente una universidad guatemalteca y he sido asesor de tesis. El problema quizá no sea tanto el idioma, sino la mala comunicación, lo difícil que es encontrar a un estudiante que está escribiendo su trabajo de graduación y que sea coherente. Que sea consistente lo que dice y que no haya párrafos que no entienda ni quien lo escribió.
Ese tipo de colaboración entre la Academia y las universidades sería importantísima en el sentido de que hay que seguir educando en la comunicación y en el lenguaje aún a los mismos universitarios. Cómo vamos a tener buenos abogados y profesionales si, para empezar, no pueden expresarse bien.
Usted es el autor al que se dedica la XXI edición de la Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua). ¿Qué busca Francisco Pérez de Antón ordinariamente en la feria y qué va a cambiar ahora en esa búsqueda siendo usted el personaje homenajeado?
Me alegra enormemente el progreso de Filgua. Yo voy todos los años a dar alguna charla o a firmar libros y veo cada vez más gente. Me entusiasma muchísimo su lema de hacer un país de lectores. Los mismos organizadores reconocen que aunque la velocidad no es la deseada, ese número de lectores sí crece. Leer nos hace mejores personas y mejores ciudadanos.
Siempre voy a la feria con entusiasmo y este año voy con humildad. Es algo que no esperé nunca, porque yo me dediqué a escribir por ser mi pasión desde que tengo 13 años y no la pude practicar porque mi familia me dijo que si estudiaba Filosofía y Letras me iba a morir de hambre o terminar conduciendo un taxi, y por eso primero tuve que ganarme la vida.
No espero premios ni nada parecido, pero ¿cómo no me voy a sentir feliz? Claro que lo estoy, porque me dice que mis escritos han llegado al corazón de los guatemaltecos, que los emocionaron, que los divirtieron y en algunos casos quizá pudieron ayudarlos a comprender mejor trozos de su historia.
He escrito dos libros para presentar en la feria, como una muestra de gratitud o de correspondencia.
¿Hacia dónde va el hilo conductor de sus historias? ¿En qué está trabajando ahora?
Por el momento me he dado un descanso, porque han sido ocho meses muy duros, saltando de un libro al otro, escribiendo, ordenando y editando. Siempre tengo en marcha tres o cuatro cositas, pero no me gusta hablar de ellas porque luego no sé si las voy a seguir escribiendo o si voy a trabajar más en ellas. Lo que sí te puedo garantizar es que hasta el último minuto de mi vida, seguiré escribiendo.
Esta nota resume la entrevista a don Francisco Pérez de Antón, publicada el 11 de marzo de 2024. El video completo está disponible en este enlace.
Cecilia Echeverría Falla
Doctora en Filosofía
por la Universidad de la Santa Croce, Italia.
Vocal de la Junta Directiva de la
Academia en agosto de 2021